Perros y gatos, así como los seres humanos, poseen necesidad energética diaria específica, o sea, una cantidad diaria de alimento que debe ser ingerida para el mantenimiento de las funciones y de los procesos vitales del organismo. Esa cantidad de alimento debe ser calculada por un veterinario nutriologo o zootecnista especializado en nutrición, ya que cambia de acuerdo con la espécie, edad, peso coroporal, raza, sexo, se ha sido castrado o no y, en el caso de las hembras, se están embarazadas o en etapa de lactancia. Muchas marcas de alimentos industrializados presentan en el envase los valores medios de esos cálculos, siendo una sugerencia de cantidad.
¿Entonces, lo que pasa es que no puedo rellenar varias veces el comedor de mi mascota? ¡No! Pues, el exceso de alimento podrá llevar a una ingestión energética mayor que la necesidad, o sea, el animal come más de que necesita y, por eso, acumula grasa, pudiendo desarrollar sobrepeso y obesidad.
Es importante recordar que una mascota gordita no es una señal de un animal sano. El peso excesivo resulta en aumento del tejido adiposo (gordura corporal) y este está involucrado en la producción de sustancias que llevan al desarrollo de diversas alteraciones, como, por ejemplo, enfermedades ortopédicas (artrosis, displasia, ruptura de ligamento), respiratorias (colapso de tráquea), dislipidemia (aumento de colesterol y triglicéridos en la circulación) y hasta mismo diabetes mellitus, en caso de gatos.
De acuerdo con investigación realizada por el Centro de Investigación en Nutriología de Perros y gatos (CEPEN pet – FMVZ-USP), cerca de 40,5% de los perros evaluados en la ciudad de São Paulo están con sobrepeso o obesos, lo que caracteriza una verdadera pandemia, según la Sociedad Americana de Médicos Veterinários (AVMA, 2018)
Entonces, lo que hacer para que mi mascota no quede obeso o en sobrepeso? La principal recomendación es el ajuste del manejo nutricional del animal, o sea, controlar la frecuencia y la cantidad de alimento consumido por medio de prescripción veterinaria o por zootecnista. Además de eso, no ofrecer golosinas sin recomendación profesional – también están incluidos en ese grupo los alimentos de consumo humano, como panes, pizzas o pasteles, entre muchos otros. Estos actos de humanización son extremadamente perjudiciales para la salud de la mascota. ¡Piensa acerca de eso!