Ya hemos hablado en este espacio sobre la importancia de la nutrición de la salud renal. Los riñones son órganos vitales, que hacen la filtración de sangre, excretan residuos, regulan los fluidos corporales y producen hormonas. Cuando ocurre un problema en la salud de esos órganos, todo el funcionamiento del organismo queda comprometido.
Las enfermedades renales, de forma general, son alteraciones que afectan el funcionamiento de los riñones. Estas alteraciones pueden ser causadas por infecciones, inflamaciones, presencia de cálculos (piedras) o quistes, etc. Además de esas causas, puede ocurrir la pérdida progresiva e irreversible de la función de los riñones, conocida como enfermedad renal crónica.
La enfermedad renal crónica puede acometer perros y gatos y es más común en gatos ancianos. Por ser un proceso irreversible, no hay cura. A pesar de eso, es posible realizar el manejo de la enfermedad, de forma a disminuir la velocidad de progresión del problema y aumentar la calidad de vida del animal. Por eso, el diagnóstico precoz es esencial para el mejor tratamiento y monitoreo de la evolución de la enfermedad.
El diagnóstico de la enfermedad renal crónica es realizado con el paciente en la yuna, hidratado y estabilizado y está basado en análisis de sangre para evaluar la función renal, de orina para verificar se hay presencia de proteínas ( proteinuria) y de imagen para evaluar la estructuras de los riñones.
Tras el diagnóstico, el veterinario realiza la estadificación de la enfermedad renal crónica basado en los valores plasmáticos de algunas sustancias relacionadas a la salud de los riñones: creatinina y dimetilarginina simétrica, además de la presencia de proteínas en la orina y en la presión sanguínea. La estadificación oscila de 1 a 4, siendo la etapa 4 la de mayor gravedad.
La alimentación es una gran aliada en el tratamiento del paciente renal y debe ser adaptada con base en el cuadro clínico del individuo y la etapa de la enfermedad. A depender de la estadificación, la dieta ofrecida debe cambiar.
En general, está recomendado empezar la dieta renal a partir de la etapa 2. La dieta renal para esa etapa posee niveles adecuados de proteínas de alta calidad para evitar sobrecargar los riñones, bajos niveles de fósforo y puede estar suplementada con aditivos, como omega-3, que ayudan en el retardo de la progresión de la enfermedad.
Además de eso, las dietas suelen tener alta energía, lo que ayuda a evitar la pérdida de peso con la progresión de la enfermedad. Recuerda que la comida para mascotas renales debe ser prescrita por un veterinario, pues está basada en la estadificación de la enfermedad renal y en las necesidades individuales del paciente. El acompañamiento veterinario es fundamental para garantizar la calidad de vida de los pacientes y ayudar al manejo de la enfermedad.