Desde hace tiempo que la castración está asociada a la ganancia de peso en las mascotas y esa es una percepción tanto de los veterinarios, como de los tutores.
Después de la castración ocurren algunos cambios endocrinos, fisiológicos y comportamentales en los animales. Estos cambios pueden estar asociados a equívocos en el manejo alimentario, llevando a la ganancia de peso e, incluso, a la obesidad de perros y gatos.
Los mecanismos relacionados a esos cambios fisiológicos no han sido totalmente aclarados por los estudiosos del área. Hasta el momento se sabe que la extracción de las gónadas lleva a la disminución abrupta de las concentraciones circulantes de hormonas sexuales, las cuales están relacionadas a cambios de comportamiento como: aumento de ingestión de alimentos y disminución de actividad física.
Es bastante común que, mismo tras la castración, algunos tutores mantengan el manejo alimentario de sus mascotas de forma semejante a la del periodo anterior a la castración, o sea, ofreciendo el mismo alimento y en la misma cantidad y, en muchas de las veces, aún ofrecen alimento a gusto.
Esa práctica puede llevar a la ganancia de peso y, posiblemente, a la obesidad. El exceso de peso corporal implica en inúmeros efectos negativos a la salud de las mascotas, además de ser un factor de riesgo para diversas enfermedades como: alteraciones ortopédicas, cardiovasculares, respiratorias, desórdenes metabólicos e inmunológicas.
Por lo tanto, tras la castración es importante que la mascota reciba el acompañamiento de profesionales expertos en el área de nutrición para orientar a los tutores en la elección del mejor alimento para esa fase de la vida. También es importante el manejo adecuado de la alimentación del perro o gato.