El sodio es un mineral esencial para el perro y hace parte del grupo de macrominerales, o sea, su necesidad diaria es superior a 100 mg. Además, el sodio es el 10° elemento químico más abundante en el organismo y al que se refiere a sus principales funciones se puede destacar el mantenimiento de la presión arterial, participación en el proceso de conducción de impulsos nerviosos y contracción muscular, regulación del equilibro ácido básico y participación en la absorción de vitaminas y calcio depositados en el organismo
Por más que todas las funciones son importantes, el sodio es visto por muchos tutores, de modo equivocado, como un villano, que puede provocar hipertensión arterial, perjudicar la función renal y predisponer a la mascota a cardiopatías. Esas creencias existen debido a estudios que sugieren que el exceso de sodio en la alimentación humana hace mal y puede contribuir para el aumento de la presión arterial, causar enfermedades cardiovasculares, alteraciones renales e, incluso, cáncer gástrico.
Sin embargo, es importante señalar que los perros presentan alta tolerancia al consumo de sodio, de modo que hay una diferencia entre la necesidad mínima y el límite superior seguro de ese mineral de casi 20 veces, o sea, los perros soportan una cantidad de sodio casi 20 veces superior a la recomendación mínima. Estudios que investigaron el impacto del alto consumo de sodio por perros no observaron ningún efecto nocivo en el organismo.
En el caso de perros que presentan cardiopatías o enfermedad renal crónica, se recomienda el control de ingestión de ese mineral, el ideal es ofrecer una cantidad inferior a la mínima diaria. Ese cuidado más atento a la ingestión excesiva de sodio es debido al hecho de que los perros cardiópatas pueden presentar retención de sodio y aumento de la presión arterial.
En la enfermedad renal crónica, el animal también puede desarrollar hipertensión arterial a consecuencia de la enfermedad. Pero, de acuerdo con lo dicho anteriormente, la ingestión de sodio no debe ser inferior a la recomendación mínima, visto que la restricción severa de este mineral podrá empeorar el cuadro clínico del paciente, causando hiponatremia, que consiste en bajas concentraciones circulantes de sodio en la sangre. Para mejores consejos, busca siempre un veterinario experto en nutriología de perros y gatos.