Entre nuestros amigos peludos, un problema relativamente frecuente es la formación de urolitos, también llamados cálculos o «piedras» en el tracto urinario. Tampoco es raro ver alimentos que prometen reducir las probabilidades de formación de cálculos, e incluso alimentos para tratar esta afección. Pero, ¿conoces la relación entre la dieta y los cálculos urinarios?
En primer lugar, es importante entender qué es un cálculo urinario: en general, es una estructura formada por la deposición de sedimentos minerales. Estos cálculos pueden aparecer en cualquier parte del tracto urinario: riñones, uréteres, vejiga o uretra. Aunque los detalles de su formación no se han dilucidado completamente, algunos factores que pueden facilitar este proceso son la sobresaturación de la orina, la presencia de un pH («nivel de acidez») favorable a la formación de cálculos, la presencia de una matriz orgánica que «inicia» el cálculo y la falta de inhibidores de la cristalización.
Los cálculos varían en su composición mineral, y entre los más comunes están los de estruvita, oxalato cálcico y urato; además, no es raro encontrar cálculos mixtos, es decir, formados por más de un «tipo» de mineral. Algunos cálculos pueden estar asociados a la presencia de otras enfermedades, como problemas hepáticos (urato) e infecciones bacterianas (estruvita). Sin embargo, también pueden aparecer sin la presencia de otra enfermedad identificable. La formación de urolitos es multifactorial y en ella pueden influir aspectos como el manejo del alimento, la presencia de enfermedades, el manejo del agua y la predisposición genética.

Según su localización y tamaño, los cálculos urinarios pueden ser asintomáticos o provocar una serie de problemas de gravedad variable, llegando incluso a desencadenar afecciones graves como la obstrucción uretral (de la uretra, el canal que «sale» de la vejiga) o ureteral (de los uréteres, los canales que conectan los riñones con la vejiga). Por eso es importante identificar cuanto antes la presencia de estos cálculos y valorar qué hacer. ¡Y ahí es donde la dieta puede desempeñar un papel clave!
Algunos urolitos, como los de estruvita y urato, son disolubles, es decir, puede inducirse su disolución y «desaparición» sin necesidad de extirpación quirúrgica. Esta disolución se produce modificando el pH de la orina, mediante medicación o, con frecuencia, mediante la dieta. Los alimentos específicamente diseñados para disolver los cálculos modifican el pH de la orina para tener este efecto. Además es importante tratar la causa subyacente cuando existe.
Ahora bien, cuando se trata de prevenir la formación de urolitos, la dieta también puede ayudar. Incluso los alimentos de mantenimiento (es decir, para animales sanos) pueden tener una composición que ayude a mantener el pH urinario en un intervalo «seguro», es decir, ni demasiado ácido ni demasiado básico, para evitar la formación de cálculos. Además, para los animales con tendencia a formar cálculos, la alimentación y el manejo del agua son de gran valor para evitar la sobresaturación urinaria y, en consecuencia, la formación de nuevos cálculos ; esto puede hacerse ofreciendo alimentos húmedos, así como aumentando la disponibilidad de agua en los ambientes donde permanece el animal y evitando que «retenga» orina durante demasiado tiempo. Conviene recordar que el tratamiento de la urolitiasis debe ser recomendado y guiado por un veterinario. No es aconsejable intentar «tratar» esta afección por tu cuenta, ya sea con alimentos coadyuvantes, medicamentos o «tratamientos caseros». Además, no todos los animales que muestran cambios en su orina tienen cálculos. Por tanto, si tu animal muestra algún síntoma, consulta al veterinario y sigue las pautas de tratamiento.