Añadir leche a la comida de los cachorros y gatitos puede parecer una buena idea para aumentar su valor nutritivo y facilitar su aceptación. Sin embargo, esta práctica no es recomendable. Aunque mucha gente asocia la leche con los primeros años de vida de los cachorros y gatitos, introducir leche de otras especies en la dieta de perros y gatos puede causar problemas de salud. Por ejemplo, la mayoría de los perros y gatos tienen dificultades para digerir la leche de vaca o de cabra después del destete, lo que puede provocar molestias gastrointestinales como diarrea, vómitos o incluso cólicos.
También conviene insistir en la importancia de la leche materna, porque, además de contener calostro durante las primeras 72 horas, contiene todos los nutrientes esenciales, como proteínas, azúcares y grasas, que permitirán al cachorro crecer sano. Durante este periodo, el intestino del cachorro pasa por un proceso de maduración en el que desarrolla la capacidad de absorber nutrientes, con la presencia de sustancias lácteas y bacterias beneficiosas.
En el caso de cachorros y gatitos huérfanos, que han perdido a su madre o no pueden recibir leche materna, puede darse un sustituto, siempre que se respete la composición nutricional necesaria. Si el sustituto es casero, puede basarse en leche de vaca, pero debe corregirse con otros nutrientes y ajustarse según las necesidades energéticas del neonato y las especificidades de la especie. También hay sustitutos comerciales, que están formulados para garantizar el crecimiento sano del animal.

Añadir leche de vaca a la comida después de introducir alimentos sólidos no es una buena idea, ya que la lactosa presente en la leche de vaca es difícil de digerir para muchos perros y gatos debido a una deficiencia de lactasa, la enzima responsable de descomponer la lactosa. Esto puede provocar problemas digestivos, como trastornos gastrointestinales, además de interferir en la ingesta adecuada de alimentos, poniendo en peligro una dieta equilibrada. Para que te hagas una idea, la leche de perro tiene un 9,6% de lactosa/kcal, la de gato un 19,4%, mientras que la de vaca contiene un 28,8% de lactosa. Además, el contenido proteico de la leche de perro es del 25,6%, el de la leche de gato del 37,7% y el de la leche de vaca solo del 19,8%. Esto significa que la leche de vaca no sólo tiene un nivel muy alto de lactosa para los cachorros, que puede causar problemas intestinales, sino que no aporta la cantidad necesaria de proteínas para el correcto desarrollo de perros y gatos. Por tanto, la leche de vaca no debe ofrecerse como sustituto de la leche materna para perros y gatos, pues no satisface las necesidades nutricionales de la especie.
Los cachorros y gatitos deben alimentarse con leche materna o leche formulada específicamente para cada especie hasta que se introduzcan los alimentos sólidos. A partir de las 3 o 4 semanas de edad, los cachorros pueden empezar a recibir alimentos sólidos en forma de papilla mezclada con agua; hacia las 6 semanas de edad, pueden alimentarse exclusivamente con alimentos sólidos, respetando siempre las necesidades energéticas de cada animal. Los alimentos comerciales están formulados para aportar todos los nutrientes necesarios y son la mejor opción para el crecimiento sano de los cachorros y gatitos.
En lugar de leche de vaca, es mejor ofrecer a los cachorros y gatitos abundante agua potable. Si quieres diversificar la dieta, se puede ofrecer algo de comida húmeda, pero siempre bajo la orientación de un nutricionista veterinario o zootecnista, para evitar problemas como desequilibrios nutricionales y obesidad. Cuidar la dieta y los hábitos alimentarios de los cachorros y gatitos es fundamental para garantizar su desarrollo saludable, así como para prevenir problemas de salud en la edad adulta.